El Viaje de Cilka

Inicia con una breve descripción si misma, como para ponernos al tanto de su mirada sobre sobre Cilka Klein, joven judía de 16 años, es llevada a Auschwitz. Como tantas otras mujeres, es obligada a ejercer de concubina de uno de los comandantes. Pero Cilka está hecha de una madera especial, y sobrevivirá no sólo al peor campo de concentración del nazismo, sino a la injusticia y el extremo maltrato una vez más: un gulag en Siberia.

La novela comienza cuando, ya terminada la guerra, le informan que ha sido acusada de colaboradora y cuando ella creía que por fin le llegaba la liberación, es enviada en vez a Siberia, a trabajos forzados por 10 años más. Las extremas condiciones de frío, maltrato, enfermedades que sufren allí los prisioneros, las soportará Cilka, a quien la recuerdan otros sobrevivientes –ya que es una historia basada en hechos reales– por su constante fuerza de voluntad, esperanza inquebrantable y bondad hacia los demás.

La tenacidad de Cilka la lleva a destacarse y logra que le den trabajo de enfermera en el gulag. Allí conocerá a Ivan, un prisionero que también está sobreviviendo a los maltratos inhumanos… y algo parecido al amor los unirá, en un destino en el que la luz puede finalmente superar a la oscuridad.

Se puede apreciar el trabajo de investigación de la autora, quien cuida muchísimo los detalles para situar al lector en cada escena. Es una novela desgarradora que nos transporta a la vida y las experiencias de una mujer en Auschwitz. Nos conmueve y atrapa, por lo dramática y real, pero también muestra un caso, de los millones que fueron víctimas de las peores atrocidades del siglo XX… y pudieron vivir para contarlo.  Una historia de supervivencia y coraje que no sabía que necesitaba.