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Las cosas que perdimos en el fuego

Con la cotidianidad hecha pesadilla, el lector se despierta abatido, perturbado por historias e imágenes que jamás conseguirá sacarse de la cabeza.

Reseña de Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enríquez publicado por Anagrama.

Por Flor Menestrina

Opinión: 4/5
4/5

Ficha técnica

Sobre el libro

¿Sabías que se puede hacer terror con la realidad del día a día? Las cosas que perdimos en el fuego es el nuevo clásico del terror gótico urbano que tenés que tener en tu biblioteca. Los doce cuentos van subiendo la apuesta a medida que avanzas en un libro donde lo cotidiano es terrorífico y posible. Temas como la marginalidad, las enfermedades mentales, los padecimientos físicos, la locura y las drogas sirven de marco para que entidades malignas de este y otros mundos aparezcan entre sombras, lo suficiente como para dejarte pensando un rato si puede ser real.

El libro abre con El Chico sucio, una historia de marginalidad estremecedora, porque puede ser totalmente posible y real y, sobre todo, porque en el fondo, la sospecha de que ese mundo existe (y muy cerca) es imposible de ignorar.

La casa de Adela es el germen de lo que será el personaje de Adela en Nuestra parte de noche, para mí, uno de los mejores libros de la literatura argentina. Una nena que le falta un brazo, un poco rara, que se aventura en una casa que es algo más que una construcción.

Otro cuento casi real es Bajo el agua negra. Recuerda —y si no me equivoco está inspirado— a un caso policial de hace unos años, donde unos policías arrojaron a unos chicos al Riachuelo. La historia es una especie de continuación, de qué pasó con eso y es verdaderamente aterradora.

El resto de los cuentos son impecables. Es muy difícil elegir un favorito; todos son impresionantes, oscuros pero accesibles, lo que los hace aún más terroríficos.

Hay algo que Mariana Enriquez hace muy bien: a este tipo de realidad, bastante dura de por sí, le agrega un trazo sobrenatural tan sutil que la locura y el delirio, se transforman en una dimensión más para habitar. 

Este libro es la gran puerta de entrada al universo de La Enriquez. Cuando lo termines —si es que superás el miedo— vas a querer continuar con ella. Y te aseguro que no te vas a arrepentir.

Sobre la autora

Mariana Enriquez (Buenos Aires, 1973) es periodista, subeditora del suplemento Radar del diario Página/12 y docente. En Anagrama ha publicado la novela Nuestra parte de noche (Premio Herralde de Novela y Premio de la Crítica 2019): «Una prosa que no da respiro» (Leila Guerriero); «Un universo oscuro y fascinante que atrapa y no te suelta. Una novela llena de poesía» (Guadalupe Nettel); «Un logro pavoroso. (…) Enriquez reinventa la narrativa de terror» (Ricardo Menéndez Salmón); «Ambiciosa y enorme» (Aloma Rodríguez, Letras Libres); las colecciones de cuentos Los peligros de fumar en la cama: «Relatos espléndidos. (…) Una gran escritora» (Nadal Suau, El Mundo); «Unos cuentos impresionantes» (Llucia Ramis), y Las cosas que perdimos en el fuego, publicada en veinte países y galardonada en 2017 con el Premi Ciutat de Barcelona en la categoría «Literatura en lengua castellana»: «Se apoya con inteligencia en los maestros para crear un mundo narrativo muy propio» (Edmundo Paz Soldán); «Excepcional» (Marta Sanz); el perfil La hermana menor, acerca de la escritora Silvina Ocampo: «Enriquez ha sabido recrear una época especialmente interesante de la vida cultural de Buenos Aires» (J. A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia); «Un libro revelador» (J. E. Ayala-Dip, El País), y las crónicas de Alguien camina sobre tu tumba: «Imprescindible Enriquez… La autora engarza sus crónicas viajeras, su erudición adobada con grandes dosis de humor y el repaso legendario de sus mitos de terror favoritos» (Elena Hevia, El Periódico).

Sinopsis

El mundo de Mariana Enriquez no tiene por qué ser el nuestro, y, sin embargo, lo termina siendo. Bastan pocas frases para pisarlo, respirarlo y no olvidarlo gracias a una viveza emocional insólita. Con la cotidianidad hecha pesadilla, el lector se despierta abatido, perturbado por historias e imágenes que jamás conseguirá sacarse de la cabeza.

Las autodenominadas «mujeres ardientes», que protestan contra una forma extrema de violencia doméstica que se ha vuelto viral; una estudiante que se arranca las uñas y las pestañas, y otra que intenta ayudarla; los años de apagones dictados por el gobierno durante los cuales se intoxican tres amigas que lo serán hasta que la muerte las separe; el famoso asesino en serie llamado Petiso Orejudo, que sólo tenía nueve años; hikikomori, magia negra, los celos, el desamor, supersticiones rurales, edificios abandonados o encantados… En estos doce cuentos el lector se ve obligado a olvidarse de sí mismo para seguir las peripecias e investigaciones de cuerpos que desaparecen o bien reaparecen en el momento menos esperado. Ya sea una trabajadora social, una policía o un guía turístico, los protagonistas luchan por apadrinar a seres socialmente invisibles, indagando así en el peso de la culpa, la compasión, la crueldad, las dificultades de la convivencia, y en un terror tan hondo como verosímil.

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